Creencia directa
Filosofía

Creencia directa

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Creencia directa

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Creer es poder, poder de la mente, poder del corazón. El que realmente cree materializa sus voluntades en la tierra, que pueden ser tanto buenas como puras y malas e infelices. El discípulo que busca el camino de la liberación debe creer con todas sus fuerzas, con toda su voluntad y con todo su amor. Dios no obra a través de intercambios, así que no imagines que puedes comprarlo con ofertas materiales o promesas, Él lo ama y nunca se ofende por sus errores, pero como todo Padre, tiene la responsabilidad de enseñarle lo que es correcto. El reino de Dios se compone de tesoros que no se oxidan y que no se pueden robar, los valores morales y espirituales son las verdaderas riquezas del espíritu, quien cree en Dios sabe que los bienes materiales o el poder no pueden conducir a la verdadera felicidad. Quien cree es fiel, puede sufrir las aflicciones de la vida mundana, pero sabe que la vida es una maestra ilustre, y por eso busca aprovechar al máximo cada lección, evitando así la necesidad de repetirla.

Correcta Creencia es creer con el corazón, es entender que hay varios caminos que conducen al Padre, y que cada uno tiene derecho a elegir cómo quiere reconectarse con el Creador. Encuentra la religión que más reconforte tu corazón, pero acepta todas aquellas que enseñan el amor y la paz como caminos diferentes, ni mejores ni peores. Dios es la fuente de luz, es el Sol que ilumina, calienta y llena de vida a todo el planeta, Él no elige el pájaro o el arbusto que quiere alcanzar, simplemente ilumina, porque todos son Sus hijos. Entonces, hermano, no importa cómo crea cada uno, lo que importa es el Amor y la Voluntad con que cree. Quien ya ha alcanzado la autorrealización siente la fuerza vital palpitando desde el interior de su corazón hasta el umbral de su aura etérico-astral. Tu mayor felicidad no es imponer tu creencia, sino ayudar a todo aquel que desea ardientemente alcanzar la paz interior.

Si sientes que tu corazón vacila en el momento en que más necesitas creer, no te desanimes, porque mañana será otro día para ejercitar tu fuerza interior, ningún sabio o santo se iluminó de la noche a la mañana. Sigue adelante, aunque te equivoques, porque Jesús te espera con los brazos abiertos. Puede que no creas que lo lograrás, pero ÉL cree en ti, no te rindas, porque la victoria es un concepto humano y relativo, muchas veces en la derrota es la enseñanza que necesitas para vencer la desarmonía que existe en el corazón, ya sea vanidad, soberbia, egoísmo o cualquier otro desequilibrio, ejercita tu alma a través de la paciencia y la reflexión.

Si aún no haces de la oración el alimento diario de tu alma entonces inicia este pequeño cambio en tu rutina. Al despertar, inicia el día con una oración de acción de gracias, habla con el Padre y busca fuerza para continuar tu camino, sabiduría para afrontar las dificultades y valor para vencer las tentaciones. Antes de irte a dormir busca el consuelo de la Oración, pide protección durante el sueño y habla con Jesús sobre tu día, esto te ayudará a reflexionar y revisar acciones o pensamientos que te han marcado. En los momentos de dificultad, de aflicción o de desequilibrio cercano, comparte también tus dificultades con el Cordero de Dios. Aunque esto no necesariamente resolverá tu problema, te hará mucho bien porque no te sentirás solo, y al abrir tu corazón a influencias superiores podrás escuchar una voz interior que te aconseja paciencia y comprensión.

Para quien busca la Recta Creencia, la Oración es un ejercicio indispensable. Si no sabes orar, entonces imagina en Jesús a un gran amigo, con quien realmente quieres hablar de tus problemas, y a Dios como Padre de amor infinito, a quien quieres agradecer y también pedir, imagina esto situación y abre tu corazón. Con la práctica, sentirás que la oración fluye con normalidad, sin dificultad.