
El sermón de la montaña y el amor incondicional
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El sermón de la montaña y el amor incondicional
Humildad:
“Bienaventurados los pobres de espíritu”.
El apego material y el apego afectivo son los que más nos unen y dificultan nuestro crecimiento espiritual.
Perseverancia:
“Bienaventurados los que lloran”.
Este llanto es un esfuerzo por transmutar los sentimientos negativos. No es un llanto de tristeza, es un llanto sin aliento, queriendo que el Padre nos dé más claridad en nuestro camino.
Paralelamente a estas enseñanzas, debemos practicar la caridad, de lo contrario no estaremos poniendo en práctica las enseñanzas de Jesús.
Mansedumbre:
"Bienaventurados los mansos de corazón".
Porque transforman la ira y la impaciencia en quietud y tolerancia.
(Hay personas que necesitan imponer lo que creen que es verdad, que necesitan gritar, destacar ... quieren imponer “su verdad” a todos).
Compasión:
“Bienaventurados los misericordiosos”.
Porque perdonan, hacen el bien, sin esperar nada a cambio. Es necesario perdonar al hermano para poder perdonarse a sí mismo.
compasión:
"Bienaventurados los de limpio corazón".
Porque su corazón está en paz, en la certeza del Padre dentro de ella.
Resignación:
“Bienaventurados los que sufren persecución”.
Debido a que entienden la ley del perdón, aceptan las vicisitudes de la vida, sin tomar represalias contra las ofensas. Se defienden con luz propia, acción, actitud.
Tenemos como ejemplo a la Madre Teresa de Calcuta entre otros.
Fe:
"Bienaventurados los injuriados y perseguidos".
Porque aceptan, perdonan y aman. Es necesario cultivar y trabajar la fe, así como la alegría y el amor. “El que tiene fe no tiene miedo y el que tiene miedo no tiene fe”.
La fe es fundamental en el camino de la luz.
La fe hace que nuestro ajustador de pensamiento se manifieste en nosotros.
Reflexión:
El éxito espiritual radica sobre todo en el buen uso de las lecciones vividas en ambas regiones: en el mundo astral y en la corteza física.
Cuando se libera del cuerpo carnal, el alma se ve obligada a encontrarse y vivir el contenido de su propia conciencia inmortal, de acuerdo con su noble vida en la Tierra.
Nuestra desencarnación no será un alivio si no nos mejoramos.
“A cada uno se le dará según sus obras”.
Paz y luz a todos los hermanos.
Fuente: Texto de Celso Amadeu (grupo de apoyo fraternal)